Poemario NO TARDES EN VOLVER A LA CRISTALERA DEL TIEMPO, de Virtudes Reza. EDITORIAL LEDORIA

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El círculo alquímico, de Paco Gómez Escribano. Editorial Ledoria. I.S.B.N.: 978-84-95690-73-9. A la venta en enero.
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sábado, 30 de mayo de 2009

Dime de tus fantasmas, de Paco Gómez

Dime de tus fantasmas,
porque quiero exorcizarlos,
sacarte quiero del alma todo ese mal fario,
que te atenaza,
que te bloquea,
y hace que todos,
los que te vemos y te queremos,
por tu tristeza suframos.

Dime de tus fantasmas,
malditos vidrios clavados,
en el fondo de tu alma,
de veneno tapizado,
tu espíritu malparado,
tu alegría disecada,
y tus besos secuestrados
en el pozo de la nada.

Dime de tus fantasmas,
solitaria niña ingenua,
maltratada por la vida
y agazapada, esclava,
de tus ideas calladas,
de tus pensamientos mudos,
y de las losas pesadas,
que te aniquilan el alma.

Dime de tus fantasmas,
y de tu tristeza,
y de tus misterios,
y de tus huidas,
pues si no me dices nada,
seguirás esclavizada,
seguirás sintiendo el peso
de tu tristeza encerrada.

jueves, 28 de mayo de 2009

La Feria del Libro de Madrid, de Paco Gómez

Llegan los días en que Madrid se viste de gala para acoger durante tres fines de semana a la Feria del Libro. Los madrileños están de suerte. También lo están los libreros y los escritores, amén de los lectores. En España se lee, a pesar del tópico que dice lo contrario. Aunque también hay gente que en esos días compra un libro o varios como objeto de consumo, como adorno para la estantería de casa. El caso es que la feria se llena todos los años. Y que trae beneficios a todos. Es una oportunidad magnífica para que escritores y lectores se encuentren en alguna caseta e intercambien cuatro palabras. Pasear por el Retiro en esos días es una delicia y siempre se hace algún descubrimiento nuevo, me refiero a escritores o títulos de los que uno nunca había oído hablar y que sorprenden.
Debería haber más eventos de este tipo. Las administraciones deberían apoyar a escritores y a editoriales, igual que hacen con los bancos. La Literatura debería estar presente en los centros educativos, pero no como complemento, sino como baluarte fundamental de la formación de los alumnos. Debería ser obligatorio que los niños leyeran novela, poesía, relato corto, artículos, etcétera. Y que se comentaran en clase a través de debates después de hacer los pertinentes comentarios de texto. Leer potencia la imaginación y la inteligencia, herramientas fundamentales para desenvolverse en la vida. Y un libro siempre será el mejor compañero en los momentos de soledad. Será el amigo que nos llevará de la mano para conocer otros lugares y otras personas. El que llenará vacíos, el que nos proporcionará nuevas inquietudes.
Un libro es una puerta hacia otros lugares, hacia otras sensaciones, hacia nuevos sentimientos. Y la Feria del Libro de Madrid será, un año más, un escenario para la fantasía.

martes, 26 de mayo de 2009

Alegría y tristeza, de Paco Gómez

Alegría y tristeza,
tan antagónicas,
tan cercanas,
tan distintas,
tan parecidas.

Alegría y tristeza,
que me hacéis estar vivo,
transitando por este gran teatro,
escenario de ilusiones
y de pasiones.

Alegría y tristeza,
risa y sollozo,
preámbulo de la amargura,
antesala de la risa,
santificadas por el llanto.

Alegría y tristeza,
en la autopista de la vida,
en la tarima del sentimiento,
sentimientos sin filtro,
tan propicias al verso.

Alegría y tristeza,
fantasmas efímeros,
sistemáticos,
que me queman,
en episodios dramáticos.

Alegría y tristeza,
socavón de miseria,
tierra de la no certeza,
alma en pena,
de amor sin tregua.

domingo, 24 de mayo de 2009

La calle de la Tristeza, de Paco Gómez

Mi alma en pena,

en la calle de la Tristeza,

caminando inerte,

con un ramo de flores,

perseguido por la muerte,

flores recién cortadas y ya marchitas,

perseguido por horas muertas,

por sentimientos secos,

con la sangre seca

en las venas agrietadas,

con la melancolía por bandera,

con el fracaso metido muy dentro.

 

Me muero en un bar

de la calle de la Tristeza,

ahogo mi desazón entre penumbras,

entre misericordias fingidas,

entre sonrisas de compromiso.

Paseo y no hay viento,

parece que todo está muerto,

mi espíritu entra en zozobra,

garras que se me clavan en el alma,

negrura solitaria y espesa,

oídos invisibles de locura,

visiones que se adentran en la niebla.

 

Escucho una canción muy triste,

en la calle de la Tristeza,

llueven plumas que arden,

que me queman la memoria,

de un amor maldito.

Avanzo desnudo y solitario

por la ciudad muerta,

por las calles vacías,

veo mi propio cuerpo,

al otro lado de la calle,

demacrado, oscuro,

en la calle de la Tristeza.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Sueño mi amor imposible, de Paco Gómez

Sueño mi amor imposible,
desde la ventana de mi salón,
desde los panales de mi alma,
desde la mano tendida
a la mujer de agua,
que me nubla la vista,
y sonríe desde la levedad de su rostro,
marcado por el sufrimiento atroz,
con la desgana que da la vida,
con las cicatrices del desamor,
vendido en la esquina de cualquier calle,
prostituido sin pudor.

Sueño mi amor imposible,
prendado de frustración,
quieto como un niño dormido,
sobre la techumbre de mi tristeza,
bajo la bóveda de la desazón,
con susurros balbuceantes,
en silos de melancolía,
en un paisaje de flores muertas,
en un desierto de sentimientos destrozados,
me canso de ser como soy,
me agoto de soportarme
y de no poder tenerte.

Sueño mi amor imposible,
en torreones ingrávidos de dolor,
en marquesinas tapizadas de muerte,
no quiero más verte cerca,
silueteada de perfumes ante mí,
sueños de amor imposible,
sentimientos mártires de pasión,
marcapáginas indolentes y fríos,
quietos y desesperados,
como mis pensamientos,
fúnebres y torturados,
imposibles sueños de amor.

martes, 19 de mayo de 2009

Déficit de cultura y educación, de Paco Gómez

Ayer vi una pelea en la calle, en pleno centro. Una de las mujeres no llegaba a los treinta y la otra debía de tener “veintipocos”. Bien vestidas, bien peinadas, en fin, aparentemente normales. Pero no lo eran. Lo digo, porque no me parece normal que dos ciudadanas se peleen en una calle principal de la ciudad profiriéndose insultos a voz en grito y dándose como se estaban dando por una cuestión de “cuernos”. Al verlas, no pensé ni en los motivos ni en las circunstancias. Lo primero que se me vino a la cabeza, por las edades de las respectivas, fue el siguiente pensamiento: “Éstas han estudiado la E.S.O”.
Mis padres vivieron la guerra, eran trabajadores honrados. Casa humilde y cultura la justa. Pero me inculcaron algo: educación. Esto, sumado a los currículos que se impartían en E.G.B. y en bachillerato y F.P., hacía que la gente de mi generación saliéramos adelante medianamente educados y en muchos de los casos con estudios universitarios. Entonces, yo me hacía la reflexión de que si con tan pocos medios los de mi generación habíamos sido capaces de progresar, qué serían nuestros hijos, criados en hogares confortables y con padres educados y formados. Hoy lo sé. Salvo excepciones, nuestros hijos tienen la mitad de cultura general que nosotros, y es aventurar mucho. En la mayoría de los casos, no finalizan bachillerato ni van a la universidad. Obtienen el graduado en secundaria a duras penas, y eso el que lo consigue. Los profesores tienen que emplear la mayoría del tiempo en mandar callar, o en controlar que un niño no abra la ventana de una clase y escupa, o en vigilar que un alumno no saque un móvil y ponga música, en definitiva, en intentar erradicar todos los trastornos de conducta con los que los niños llegan a las aulas de secundaria. Y para ello sólo cuenta con la herramienta de su voluntad para intentar paliar toda esta ensalada de desatinos. Salvo raras excepciones, cuando se llama a los padres, éstos acuden al instituto como motos, defendiendo al niño a capa y espada, haciendo culpables del comportamiento de sus hijos a los profesores, que, al parecer, no tienen otra cosa que hacer que coger manía a los niños. Vamos bien.
Ahora se acerca junio y las expectativas son las de todos los años: suspensos a “tutiplén”. Eso sí, los niños tendrán sus “plays”, sus motitos de marras nuevas, el último modelo de móvil y el último chándal de “Nike” o similar. Y mientras tanto, hay déficit de médicos y de otras profesiones cualificadas para las que tradicionalmente había excedentes de personal. Pues sigamos así, que así nos lucirá el pelo.

lunes, 18 de mayo de 2009

Sueño, de Paco Gómez

Sueño con vidrieras de fuego,

que me queman,

que me atormentan,

que me mantienen en vela,

y atormentan mis sueños.

Sueño que me ahogo,

que me cuesta respirar,

y veo nichos oscuros,

y paisajes de tinieblas,

que ciegan mis pensamientos.

 

Sueño que me quemo,

que ardo en la eternidad,

tengo miedo,

y angustia vital,

no sé cómo huir,

no sé cómo morir,

y me mantengo en la locura

de seguir caminando,

entre paisajes desolados,

entre pesadumbres de cristal.

 

Sueño que me muero,

y que dejo este mundo cruel,

pero no acabo de irme,

me torturan mis pensamientos,

me persiguen formas oscuras,

que me acechan sin descanso,

que me aceleran el pulso

de este hastiado corazón,

que no puede más,

que sueña que todo va a acabar.

 

Sueño que me escapo

de la espiral infernal,

que salgo a la calle,

con la necesidad de respirar,

y no puedo,

me ahogo,

me muero,

intento encontrarme,

pero estoy perdido

entre la pesadumbre y la miseria.

 

Sueño que me embarco,

pero no llego a embarcar,

el barco se aleja,

y quedo mirando al mar,

y la estela de ese barco,

que ya nunca volverá.

Me muero,

me estanco,

y sigo sin respirar,

en la angustia del mal amor.

sábado, 16 de mayo de 2009

Lucha de gigantes, de Paco Gómez

La capilla ardiente de Antonio Vega fue testigo de que al músico se le idolatraba. En la cola había gallegos, catalanes, andaluces, extremeños y, por supuesto, madrileños. Madrid fue testigo en los 80 de una explosión cultural sin precedentes. En el Pop, Antonio Vega fue uno de los abanderados, aunque no el único. Porque en el Madrid de aquellos años, salía un músico de detrás de cada esquina. Genios anónimos, en la mayoría de los casos. Chicos jóvenes que aprendían a tocar la guitarra como podían, sin medios, sin dinero, sin Internet: lucha de gigantes.


Lucha de gigantes


Convierte,


El aire en gas natural


Un duelo salvaje


Advierte,


Lo cerca que ando de entrar


En un mundo descomunal


Siento mi fragilidad.


Chicos que, sin la mínima disciplina en casa y en la escuela, sin embargo tenían la paciencia de estar horas y horas intentando arrancar notas a una guitarra de segunda mano. Lucha de gigantes, como el título de, quizá, la mejor de las canciones de Antonio Vega, el chico triste y solitario, el chico de cristal, el chico enfermizo y pálido, pero el poeta urbano más grande que dio ese Madrid, mi Madrid de los 80.


Vaya pesadilla


Corriendo,


Con una bestia detras


Dime que es mentira todo,


Un sueño tonto y no más


Me da miedo la inmesidad


Donde nadie oye mi voz.


Puso música a sus poemas, pero sus canciones no eran do-sol-re, no. Sus melodías, pegadizas, eran sin embardo piezas de acordes extraños y complejos, difíciles de interpretar, con cambios imposibles. Tuvo una vida difícil, lastrada por las drogas y el alcohol, no fue el único. Y de esas vivencias extrajo el duende para plasmar sus mejores versos, para componer sus mejores canciones.


Por la capilla ardiente desfilaron legiones de fans. Y todos sus amigos músicos, que le apreciaban y le querían, que sabían que era el mejor de entre ellos. Junto al ataúd, una guitarra acústica, una eléctrica, un piano y un micro, a disposición del que quisiera dar el último adiós a un músico, a un poeta, lucha de gigantes.


Deja de engañar


No quieras ocultar


Que has pasado sin tropezar


Monstruo de papel


No sé contra quien voy


¿O es que acaso hay alguien mas aquí?


Luchó contra sí mismo. Fue el único que no podía soportarse. Luchó contra sus adicciones, contra sus miedos. Huía constantemente de fantasmas que sólo él veía, hasta que cayó, cuando ya no podía más. Harto de huir y de luchar. Harto de que, a pesar de haber sido uno de los grandes, le persiguiera la miseria, la desgracia y el desgarro. Lucha de gigantes.


Creo en los fantasmas terribles


De algún extraño lugar


Y en mis tonterías


Para hacer tu risa estallar



Deja de engañar


No quieras ocultar


Que has pasado sin tropezar


Monstruo de papel


No se contra quien voy


¿O es que acaso hay alguien más aquí?



Deja que pasemos sin miedo.


Especial de Antonio Vega en El Mundo

Publicado en el diario Área del Campo de Gibraltar


viernes, 15 de mayo de 2009

Intentando nacer, de Paco Gómez

Lucha por salir del mundo,
desesperadamente,
bajo una cúpula en ruinas,
putrefacta y fétida,
pero no puede,
por más que lo intenta,
por más que su esfuerzo le consume.
Araña el mundo,
desde dentro,
intentando romper el cascarón,
pero no puede,
empuja con ahínco,
pero no puede,
él no ceja en el empeño,
mientras la muerte le observa,
impasible,
en compañía de un niño,
que vigila ante la indicación de su madre,
la muerte desnuda.
Sangre entre continentes,
que cae sobre un lienzo blanco,
que sostiene el mundo,
que se resiste al nacimiento,
entre un horizonte gris
de campos amarillos,
paraguas roto y doblado,
palio del intento de renacer,
ante la torre vigía,
ante una humanidad esquilmada.
La muerte enseña a su hijo a nacer,
mas no le enseñará cómo morir.

miércoles, 13 de mayo de 2009

El mundo en llamas, de Paco Gómez

Manos negras y esqueléticas,
paisaje desolado,
rostro sin rasgos, Infierno,
silueta claveteada,
de peldaños peligrosos,
vestido azul de gasa raída,
cinturones gemelos que aprisionan
la espectral figura danzante.
Silueta gemela, claveteada,
mujeres espectrales,
maniquís atormentados y expectantes,
al renacer biológico del fuego,
al atardecer entre tinieblas,
al mundo en llamas.
Y en medio, el hombre,
observando el caos dictaminado por la muerte,
montañas de azufre quemado,
cielo azul,
vestidos azules,
suelo azul,
azul del Infierno,
azul del mundo,
que renacerá de sus cenizas.
Nubes de metal líquido,
lomos ardientes,
claveteados sin piedad,
vértebras destrozadas,
la columna vertebral del mundo devastada,
hombre impasible,
venido de otra realidad,
sueña que el mundo se acaba,
sueña con la maldad,
destilada de la nada.

martes, 12 de mayo de 2009

Mi sitio, de Paco Gómez

Mi sitio es un banco del parque,
sombrío, esquinado y distante,
desde el que puedo ver el ambiente,
ver cómo transcurre el día
y cómo pasa la gente,
cómo pasa la vida,
mantenerme indiferente.

Mi sitio es la barra de un bar,
con un pincho y una cerveza,
un lugar en el que reflexionar,
mientras observo a la gente,
unos aquí, otros allá,
charlando y arreglando el mundo,
sin pensar en nada más.

Mi sitio es un acantilado,
ver a las olas romper,
escuchar el rumor del mar,
envejecer,
dar rienda suelta a mis pensamientos,
volar más allá de horizonte
y de nuevo regresar.

Mi sitio es una parada de autobús,
consumiendo un cigarrillo,
ver a los coches circular,
ver a las personas que esperan,
cada uno con un destino,
a cual más incierto,
a cual más remoto.

Mi sitio es mi casa,
escribiendo poemas,
haciendo la colada,
ordenando mis cosas,
escuchando una balada,
sonriendo porque me apetece,
y ahuecando la almohada.

Mi sitio es mi trabajo,
en donde soluciono problemas,
y reconcilio a las partes,
en donde me relaciono,
con personas de distinto talante,
cada uno con su vida,
yo tengo la mía.

Lizarran: Algeciras, de Paco Gómez

Hay muchas cosas que hacen grande a una ciudad. Por ejemplo, se me ocurren varias ideas: un equipo de fútbol, un premio literario, una institución, un escritor..., pero también los restaurantes y los bares. En Algeciras hay un bar que es una franquicia: Lizarran. Está situado en Plaza Mayor, es decir, Blas Infante. Parece que abrir una franquicia es eso, una imagen, un método y ya está. Nada más lejos de la realidad. De acuerdo, abrir una franquicia te garantiza una imagen, una forma de trabajar, etc. Pero, en verdad, quien apuesta por un negocio de este tipo se lo tiene que currar a base de bien. De hecho, conozco varias locales de la mencionada franquicia que tuvieron que cerrar. No es el caso de la de Algeciras, que desde que abrió ha tenido un éxito sin precedentes en la ciudad. Me consta que el dueño se ha gastado una pasta en abrir el local. El riesgo era fuerte. Pero se lo ha montado de tal manera que el local está lleno todos los días. Se nota que los camareros están formados. Te atienden a las mil maravillas. Hay varios turnos, como en todos lados. Pero el cliente no lo nota. El trato siempre es el mismo: caballero por aquí, señora por allá... Están atentos al mínimo detalle. Que se te acaba la cerveza, pues te preguntan que si quieres otra. Que ya no quieres más pinchos, pues te ofrecen el típico browny o la tradicional tarta de queso.
La franquicia está inspirada en los bares del País Vasco, en los que el mostrador está lleno de pinchos. Aun siendo el pincho un genero menor dentro de los parámetros de la Gastronomía, no hay que desdeñarlo. De hecho, el panorama de concursos gastronómicos a nivel nacional dedica un porcentaje relevante a este género. En el Lizarran de Algeciras, a parte de los camareros, hay unos cocineros de escándalo. En la menciondad franquicia, no se limitan a exponer los pinchos en el mostrador. Los camareros sacan bandejas de pinchos recién hechos y los ofrecen a los clientes de uno en uno. Hay veces que, aunque no tengas ganas, el ofrecimiento es una provocación, y acabas cogiendo otro pincho. Los camareros están atentos, de forma que, si has acabado con los pinchos salados, te ofrecen los pinchos dulces.
En fin, un éxito. Todos los días lleno. Se da la circunstancia de que al Lizarran de Algeciras le flanquean otros dos bares. A diario, ocurre que el Lizarran está lleno y los otros dos están vacíos. Por algo será.

El Pop español, de luto, de Paco Gómez

Hoy, 12 de mayo de 2009, ha muerto Antonio Vega, miembro fundador del grupo de Pop “Nacha Pop”, y compositor de la mayoría de las canciones del mismo, al parecer por una neumonía. Cuando he visto la noticia en Internet me ha dado un bajón. Crecí en Madrid con ellos y con otros grupos en una época en la que se dio una explosión cultural en la capital sin precedentes e irrepetible. La Movida Madrileña atrajo a Madrid a buena parte de los jóvenes inquietos de España y de otros países. Se hizo música, teatro, cine, literatura, tertulias, en fin, para qué contar. Entre todos esos grupos estaba “Nacha Pop”, liderada por un chico alto y delgado, de apariencia frágil, casi de cristal. Pero con un talento y una inteligencia fuera de lo común. Nació en Madrid el 16 de diciembre de 1957 y, tras dejar la universidad por la música, fundó el grupo con su primo Nacho García Vega en 1978. Lanzaron su primer disco en 1980 y les sirvió, entre otras cosas, para telonear a los Ramones en la plaza de toros de Vistalegre.
A partir de ahí, un éxito tras otro y una canción que se convirtió en un himno: “Chica de ayer”, que sonó y sonó, y que sigue sonando en emisoras y en cualquier hilo musical que se precie sin pasar de moda.
Antonio nunca se prodigó en los medios, era tímido y poco amigo de los protagonismos. Coqueteó toda su vida con las drogas, lo que, en determinadas épocas le llevó a tener un aspecto lamentable. Pero él no paró nunca de hacer lo que sabía: componer y tocar, en definitiva, hacernos disfrutar a todos sus fans. Ni siquiera paró cuando el grupo se disolvió en 1988 ofreciendo dos conciertos en la sala Jácara de Madrid. Continuó su carrera en solitario haciendo una música más intimista y menos comercial. Lo que componía eran poemas y les ponía música. En 2004 ya padeció una neumonía, de la que se recuperó. Y en 2007 volvió a reunirse con los miembros de “Nacha Pop”, veinte años después de su disolución. Hicieron una gira que culminó en Madrid en un concierto en el que todo el mundo se quedó boquiabierto y que quedó recogida en un doble disco titulado "Tour 80-08. Reiniciando".
La muerte de Antonio deja un hueco que es irrellenable. Su figura, irremplazable. La música española está hoy de luto. Y yo estoy muy triste.

lunes, 11 de mayo de 2009

Sistema Educativo: Desastre, de Paco Gómez

A nadie se le escapa que el actual Sistema Educativo es un desastre. No es que lo diga yo, lo dice el informe Pisa y otros tantos informes internacionales que sitúan a España en la cola de Europa. Lo dicen los profesores, los padres, las estadísticas y las actuales generaciones de estudiantes que, al llegar a los trabajos no son capaces de desarrollar su profesión porque les faltan conocimientos. Hay déficit de universitarios y de alumnos de bachillerato. Y los que finalizan etapa no son capaces de acabar con éxito una partida de “Trivial”, fallan más en cultura general que una escopeta de ferias. En todas las reuniones de evaluación de la multitud de institutos de Educación Secundaria españoles, las estadísticas de suspensos campan a sus anchas. Y los que aprueban tienen los conocimientos justitos.
La enseñanza obligatoria hasta los 16 años que, en principio parecía un logro social, es una farsa. Hay muchos niños que con 12 años se plantan, no quieren estudiar más, y lo que les queda por delante son cuatro años encerrados en un instituto, secuestrados en un aula “por ley”. No estudian, por tanto, se aburren, y para paliar el aburrimiento se dedican a reventar clases. La consecuencia inmediata es que el profesor de turno debe gastar la mayoría de los minutos en mandar callar e intentar mantener la disciplina, cosa que consigue a duras penas porque ¿de qué herramientas dispone? Pues de ninguna, salvo su palabra. A un niño de los de hoy ya no le asusta un parte de disciplina o que le lleven a Jefatura de Estudios. Y, en la mayoría de los casos, cuando se llama a los padres, éstos creen más en la palabra de su hijo que en la de los educadores. Cotidianamente el niño cuenta los hechos según le beneficie, es decir, mienten a los progenitores, y éstos les creen. La figura del profesor ha sufrido un desprestigio sin precedentes. En los hogares se están creando niños vagos y consentidos que acaban teniendo egos como catedrales. Vamos, que la primera vez que escuchan la palabra “no” es en el instituto, y claro, los angelitos no la entienden.
Y da igual que gobierne el PP que el PSOE, o los nacionalistas en determinadas comunidades autónomas, parece que los políticos están ciegos y sordos. Y mientras que las reformas las sigan haciendo pedagogos y gente que no ha pisado un aula en su vida esto no tendrá arreglo.Señores políticos, por favor, actúen. Consulten a los que saben de esto, es decir, a los que llevan toda su vida en las aulas. Porque un país no puede permitirse el lujo de que sus jóvenes sean unos brutos integrales. Lo pagaremos caro. De hecho, pienso que ya lo estamos pagando.


Publicado en Libertad Digital (12-5-2009)

martes, 5 de mayo de 2009

Voy a salir, de Paco Gómez

Voy a salir a la calle,
voy a buscar el viento
que me lleve adonde tú estés,
quiero beber tus aromas
y recorrer tu piel,
quiero aspirar la nieve
y quiero reconocer
los signos que me dejaron
anclado en tu anochecer.

Voy a salir a buscarte,
quiero tu amor de colores,
allá donde tú te encuentres
voy a llevarte unas flores,
flores de arrepentimiento,
flores del mil y un perdón,
flores que me reconcilien,
que reparen mi tristeza,
que me calmen en las noches.

Voy a salir de mi cuerpo,
a pasear mi alma desnuda,
a marear mi mente clara,
huyendo de raciocinios,
eliminando mis taras,
potenciando mis dominios,
buscando señales calmas
de tu presencia y tu cara.

Voy a salir disparado
de mi celda empantanada,
a respirar aire puro
que me traiga tus fragancias,
para capturar olores
y encerrarlos en mi alma,
y retenerlos por siempre
para curar mis plegarias.

Voy a salir alentado,
jaleado por tu ausencia,
con la esperanza remota,
de verte un instante queda,
en un púlpito de hielo,
intocable, plena, etérea,
en visión parpadeante,
pero sin duda, tan bella.

Mar, de Paco Gómez

Aspiro el salitre del mar,
en la tarde soleada,
en la tormenta de mi mente
que no me permite pensar,
ni quiero,
sólo quiero contemplar
como el viento va meciendo
los mechones de tu pelo.

Camino junto a la mar,
escuchando el oleaje
y a las gaviotas graznar,
salpicado por la espuma,
saturado de una paz
que deja mi mente en blanco,
para al fin visualizar
tu silueta caminando.

Me miras, junto a la mar,
me sonríes y me llamas,
y yo no puedo aguantar,
esa belleza tan tuya
que tú me muestras tal cual,
se me nubla la razón
cuando te miro a los ojos,
y veo un sol portentoso.

El brillo de tu mirada,
salpicado por la mar,
arco iris plateado,
silencios esperados
de sensaciones intensas,
sonrisas veladas,
sentimientos encontrados,
explosión de estremecimientos.

Camino junto al mar,
testigo de mil te quieros,
tomo tu cálida mano,
me regalas mil sonrisas,
me pides fotografías,
que inmortalizan momentos,
momentos junto a la mar,
momentos de sentimientos.

Me extingo, de Paco Gómez

Siento que me extingo,
el corazón me duele
y se me deshace el ama.
He salido a las calles,
de la mano de la melancolía,
agarrado a la tristeza,
con la añoranza de tus caricias
y del timbre de tu voz,
saturado de graznidos de gaviotas
que revolotean a mi alrededor,
y he paseado hasta caer rendido,
hasta ser el despojo de un amor maldito,
cansado y malherido.
Me muero lentamente,
cansado y aturdido,
harto de la pesadumbre,
hastiado de soledad,
estoy exhausto y dolorido,
veo rostros vacíos,
semblantes sin rasgos,
sonrisas vanas,
creo que muero,
me extingo.

Cada día recojo el testigo
de otra jornada que empieza,
triste, melancólica, aburrida,
tengo que salir de casa,
y ando, ando y camino,
sin rumbo fijo,
con la ausencia del timón,
necesario para subsistir,
ya nunca sonrío,
no me encuentro,
y estoy solo,
aun cuando la gente me rodea,
venganza, rencor y castigo,
sin espíritu,
me extingo,
noto que me extingo,
ya no sé quién soy,
sólo sé que me apago,
irremediablemente,
como si fuera una vela maldita
que se queda sin cera,
que se despide,
que se marchita.