Poemario NO TARDES EN VOLVER A LA CRISTALERA DEL TIEMPO, de Virtudes Reza. EDITORIAL LEDORIA

Comprar el libro Editorial Ledoria, aquí

Comprar el libro en El Corte Inglés, aquí

Puntos de venta en librerías, aquí

El círculo alquímico, de Paco Gómez Escribano. Editorial Ledoria. I.S.B.N.: 978-84-95690-73-9. A la venta en enero.
Comprar libro en Estudio en escarlata, aquí.

Comprar libro en El Corte Inglés, aquí.


sábado, 18 de septiembre de 2010

Géneros literarios, de Paco Gómez

La crítica especializada y también los lectores tienden a leer una novela y automáticamente encasillan a la misma dentro de un género literario determinado. Somos humanos y, desde luego, tendemos a clasificar objetos e ideas según nos da a entender nuestro raciocinio. Como consecuencia de estas clasificaciones, un escritor, que no pretende nada más que escribir una buena historia, puede adquirir un san Benito que puede que le acompañe durante toda su trayectoria literaria, y esto no es cómodo, sobre todo si el público o la crítica yerran en sus apreciaciones.

Además, las corrientes de opinión más generalizadas también tienden a establecer desafortunadas clasificaciones, bajo mi punto de vista, sobre los géneros literarios. Así, en Literatura, hay géneros que se consideran incluso menores cuando el sentido común dicta todo lo contrario. No son menores estupendas novelas de género negro, humorístico o del mal llamado género rosa, tres de los géneros que nos han legado clásicos por antonomasia. Yo también hago irremediables clasificaciones, pero más simples: buenas y malas novelas; novelas que llegan al público o que no llegan, por muy “literatos” que sean sus autores; novelas que te hacen viajar a través del pellejo de sus personajes o que te hacen permanecer sentado en tu silla junto a tu imaginación. Podría seguir. A lo mejor no es una clasificación tan simple la mía, o sí, por obvia.

Un autor o una novela me llegan y me tocan muy dentro, o no. Si está bien escrita, mucho mejor, qué duda cabe. Y la calidad no debe asociarse a utilizar palabras rimbombantes que a veces no pegan en un párrafo ni con Loctite.

En cuanto a los géneros, todo es relativo, y muchos críticos no saben ver que los escritores, en muchísimas ocasiones, se apropian de un género para poder expresar lo que piensan o para “meter de clavo” una trama secundaria que salta sin apenas premeditación al centro mismo de la novela. Ninguna trama rosa habría podido contar dos historias de amor más intensas que las que nos brindan Pedro de Paz en “Muñecas tras el cristal” o Andrés Pérez Domínguez en “El violinista de Mauthausen”. O el desequilibrio mental de un personaje como el protagonista de la Frontera Sur”, última maravilla del prolífico José Luis Muñoz. ¿O es que alguien puede mostrar más ternura y humor que el que muestra el Poe en los relatos presuntamente negros de Carlos Salem? ¿Acaso el Víctor Ros de Tristante no transita por paisajes humanos con la excusa de una novela negro-histórica? ¿No es un viaje hacia el epicentro de sí mismo el que nos describe Óscar Urra con las investigaciones de Julio Cabria? ¿No son una explosión de sensibilidad y elegancia los viajes al alma de los versos malditos de Virtudes Reza? Esto pone claramente de manifiesto que las tramas negras son idóneas para expresar entre tópico y tópico del género otras ideas. Un género, el negro, considerado desde tiempos inmemoriales como “menor” sin ningún fundamento, excepto, quizá, la vanidad de ciertos escritores que van de “respetados literatos” y de sus cohortes de críticos de cabecera. Un género permanentemente denostado que, sin embargo, exige un lugar privilegiado en la Historia de Literatura. La crítica debe dejar de estar en deuda con él. Se lo debe.

No hay comentarios: