Reseñar una novela de Lorenzo Silva es fácil y agradable, tanto o más como leerla, y más si se trata de una de la serie de Belvilacqua y Chamorro que tantas alegrías han dado al autor. Primero un Nadal y ahora un Planeta, quizá los premios más prestigiosos que puede llegar a alcanzar un novelista. El Nadal no da mucho dinero, pero da prestigio y encarrila definitivamente la carrera de quienes lo han ganado. El Planeta da prestigio y dinero, más allá de sus luces y sus sombras y de que muchos años los encargados del premio han optado más por fórmulas de marketing que por la calidad literaria.
El que haya sido Silva quien lo ha recibido este año supone un cambio de política en la dinámica del galardón. Se premia una trayectoria intachable y a la vez se da ímpetu a un género, el policiaco, tantas veces denostado y puesto en entredicho por los críticos más pulcros. Y llega en un momento de crisis económica, un hábitat muy confortable para escribir novela negra y, por tanto, describir la realidad social que nos rodea, algo para lo que el género es la herramienta más adecuada. Más allá de la trama y los personajes, Lorenzo aprovecha para describir ciertos aspectos preocupantes, como la corrupción o el hecho de que Gadafi (vale, un tirano y un sátrapa) fuera linchado y que la televisión acercara el hecho a todos los hogares del mundo para que los ciudadanos lo vieran mientras comían apaciblemente en los comedores de sus casas.
“La marca del meridiano” (Editorial Planeta), nos presenta el caso de un guardia civil retirado que aparece colgado de un puente. Ha sido brutalmente asesinado, su cuerpo presenta marcas de tortura. Casualmente, el muerto fue antiguo compañero de Belvilacqua, además de maestro y mentor. A partir de aquí, Vila (para los que no lo sepan, abreviatura de Belvilacqua), Chamorro y todo el equipo habitual de investigación se ponen a trabajar, transcurriendo la mayor parte de la trama en Barcelona, antiguo destino del protagonista, que recurre a solicitar la colaboración de los Mossos d’Esquadra para evitar el lío de las jurisdicciones de los dos cuerpos. En el desarrollo de la investigación, se toparán con uno de los temas de actualidad actuales, la corrupción policial, y también con otro de los problemas que acecha siempre a la sociedad, la trata de mujeres. Pero más allá de la resolución del caso y de reflejar la realidad social, Lorenzo, en esta ocasión, disecciona al ser humano para enfrentarle a sus miedos y a sus dudas morales, abordando las consecuencias que una persona debe asumir por tomar las decisiones equivocadas. Quizá sea la novela en la que más facetas personales del brigada Vila hayan sido plasmadas sobre sus cuatrocientas páginas. Y es sorprendente, a la vez que entrañable, una conversación entre el brigada y la sargento en la que el superior se abre a Chamorro, revelándole varias cosas personales que tienen que ver con las deudas que emergen del pasado.
La marca del meridiano hace referencia a un arco en la Nacional II, entre las localidades de Bujaraloz y Peñalba, y que señaliza el punto exacto por el que pasa el meridiano de Greenwich, esa línea imaginaria a partir de la cual se empiezan a contabilizar las longitudes de todos los puntos geográficos y que separa también de forma simbólica el Este del Oeste. En la novela divide también dos mundos, dos tramos vitales, los del brigada Vila, que no acaba de integrar muy bien, como casi todo el mundo, su pasado con su presente.
“La marca del meridiano” es la séptima entrega de una serie que se inauguró en 1998 con “El lejano país de los estanques”, novela que propicia el bautismo de fuego de los personajes que inauguran la saga, la pareja de la Guardia Civil de los entonces bisoños sargento Rubén Belvilacqua y agente Virginia Chamorro. Los seguidores de estos insólitos personajes tenemos que esperar a veces varios años hasta que se publica otra novela de la serie, ya que el autor no se dedica de forma exclusiva a estos personajes, sino que publica otras novelas, ensayos, escribe columnas periodísticas en diversos diarios, etc., además de participar como jurado en diversos certámenes de novela, entre ellos el Nadal, y a partir de ahora supongo que del Planeta. Unos personajes que han ido transitando y madurando a través de “El lejano país de los estanques” (1998), “El alquimista impaciente” (Premio Nadal del 2000), “La niebla y la doncella” (2002), “Nadie vale más que otro” (2004, en realidad un libro de cuatro relatos), “La reina sin espejo” (2007) y “La estrategia del agua” (2010), en la que Vila y Chamorro son ascendidos respectivamente a brigada y sargento.
Una novela, por tanto, más que recomendable, tanto para los seguidores de la saga como para los que no han tenido todavía la oportunidad de leer ninguna de las anteriores, ya que se puede leer de forma independiente.
Como ya dije antes, espero que este premio signifique un antes y un después para un género que describe como ningún otro la realidad social, un género que seguramente y debido a la situación que vivimos, hará proliferar lectores y escritores. De lo que no me cabe ninguna duda, es que el premio consolida y consagra definitivamente a uno de los mejores escritores con los que contamos en el panorama nacional que para mí ya lo era antes de los galardones, que sí que son útiles a la hora de dar a conocer a un escritor al gran público.
Obras del autor:
Novelas:
Noviembre sin violetas (1995, ediciones Libertarias; 2000, Destino)
La sustancia interior (1996, Huerga & Fierro; 1999, Destino)
La flaqueza del bolchevique (1997, Destino). Finalista del Premio Nadal.
El lejano país de los estanques (1998, Destino). Premio El Ojo Crítico. 1ª parte de la serie Bevilacqua
El ángel oculto (1999, Destino)
El urinario (1999, Pre-Textos; 2007, Destino)
El alquimista impaciente (2000, Destino). Premio Nadal. 2ª parte de la serie Bevilacqua
El nombre de los nuestros (2001, Destino)
La isla del fin de la suerte (2001, Círculo de Lectores)
La niebla y la doncella (2002, Destino). 3ª parte de la serie Bevilacqua
Carta blanca (2004, Espasa). Premio Primavera de Novela
Nadie vale más que otro. Cuatro asuntos de Bevilacqua (2004, Destino). Libro de 4 relatos. 4ª parte de la serie Bevilacqua
La reina sin espejo (2005, Destino). 5ª parte de la serie Bevilacqua
Muerte en el "reality show" (2007, Rey Lear)
El blog del inquisidor (2008, Destino)
La estrategia del agua (2010, Destino). 6ª parte de la serie Bevilacqua
Niños feroces (2011, Destino)
La marca del meridiano (2012, Planeta). Premio Planeta. 7ª parte de la serie Bevilacqua
Libros de relatos:
El déspota adolescente (2003, Destino)
No ficción:
Viajes escritos y escritos viajeros (2000, Anaya)
Del Rif al Yebala. Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos (2001, Destino)
Líneas de sombra. Historias de criminales y policías (2005, Destino)
En tierra extraña, en tierra propia. Anotaciones de viaje (2006, La esfera de los libros)
Y al final, la guerra. La aventura de los soldados españoles en Irak (2006, La esfera de los libros, coescrito junto a Luis Miguel Francisco)
El Derecho en la obra de Kafka (2008, Rey Lear)
La flaqueza del bolchevique (2008, Lagartos de Cine, coescrito junto a Manuel Martín Cuenca). Guion cinematográfico y otros textos.
Sereno en el peligro. La aventura histórica de la Guardia Civil (2010, Algaba-Edaf)
Los trabajos y los días (2012, Libros.com - obra editada a través de crowdfunding)
Narrativa infantil y juvenil:
Algún día, cuando pueda llevarte a Varsovia (1997, Anaya)
El cazador del desierto (1998, Anaya)
La lluvia de París (2000, Anaya)
Laura y el corazón de las cosas (2002, Destino)
Los amores lunáticos (2002, Anaya)
Pablo y los malos (2006, Destino, coescrito junto a Violeta Monreal)
La isla del tesoro (de R. L. Stevenson) (2007, Edaf, adaptación)
Mi primer libro sobre Albéniz (2008, Anaya)
Albéniz, el pianista aventurero (2008, Anaya)
El videojuego al revés (2009, Anaya)