

Paco Ignacio Taibo II, experimentado conductor de eventos de este tipo, planteó el tema de por qué escribir Novela Negra y dijo que hablaran todos por turnos en intervenciones de dos o tres minutos a lo sumo. Me impresionó la contestación deCristina Fallarás que adujo que ella escribía novelas de género porque le fascinaba el tema de la muerte. Fernando Marías llevó el tema hacia el cine y la influencia que éste había tenido en todos los que allí estaban a la hora de escribir. Carlos Salem dio en el clavo argumentando que el espectador de cine lo tiene más fácil porque aunque no le guste la película el máximo esfuerzo que tiene que hacer es seguir tumbado en el sofá. Sin embargo, a un lector que no le gusta una novela, la cierra y pasa de ella. Por tanto es más el esfuerzo que tiene que hacer el lector que el que debe hacer el espectador. Y, en consecuencia, es mayor el esfuerzo del escritor que el del director a la hora de enganchar a la gente.
Entretanto, estuve de acuerdo con Marías cuando dijo que todos querían inventar algo, un género nuevo, y que nadie lo había conseguido tanto como Salem, que esun género en sí mismo. No estuve de acuerdo con alguien que argumentó que las películas tienen banda sonora y efectos especiales mientras que las novelas adolecen de ello. No es cierto. Procuro que mis novelas tengan banda sonora porque hago constantes referencias a canciones y a grupos, creo que es fundamental. Y eso de que una novela no tiene efectos especiales es falso, los tiene y el único límite es la imaginación del autor.
Me provocó curiosidad la intervención de un escritor mejicano cuyo nombre no recuerdo y que dijo que había trabajado en los juzgados viendo la instrucción de toda clase de crímenes que llegaron a afectarle mentalmente, a él que, como dijo, hasta ese momento sólo había escrito poesías con pajaritos y mariposas azules. Acabó escribiendo Novela Negra por recomendación de su médico y acabo, así, sacando fuera todos sus demonios.
Francisco José Jurado acabó su intervención con un tajante “...escribo Novela Negra por rencor” que nos dejó a todos cariacontecidos y con una sonrisa.
La mesa redonda terminó en el mencionado jardín, con escritores pululando entre escritores, pero eso sí, esta vez con cerveza. Me encontré en un grupo charlando con Pedro de Paz, Javier Márquez y Salem. Y esporádicamente tuve el gusto de charlar con José Luis Muñoz, que estaba contentísimo porque es el primer año que va a publicar tres novelas a la vez; y con el padre de Benegas que este año ha sido finalista en casi todo, Francisco José Jurado, al que le comenté lo que me había gustado el final de su intervención.
Los escritores se marcharon como habían llegado, en tropel y bajo la batuta de Paco Ignacio Taibo II, en Metro, todos juntos y revueltos, dejando en el jardín tanta paz como alboroto llevarían a esos vagones que les llevarían al Hotel Chamartín para descansar, ya que el Tren Negro partía a las ocho de la mañana y el desayuno era a las siete, qué madrugón.
Todavía me quedé un rato con de Paz y con Salem acabando nuestras cervezas. Y le dije a Carlos que el Poe, el personaje principal de “Yo lloré con Terminator II”tenía entidad para protagonizar una novela, que si lo había pensado. Y me adelantó que no es que lo estuviera pensando, sino que el Poe ya era personaje principal en una de sus novelas no publicada y cuyo título me callo, que no conviene lanzar las campanas al vuelo antes de tiempo.
Total, que me fui como había venido, solipandis, en el bus para mi barrio disfrutando de un ensayo de Salvador Vázquez de Parga, publicado en el 86 y cuyo título es “De la Novela Policíaca a la Novela Negra”, muy propicio para la ocasión y que me costó 2 euros en la pasada Feria del Libro Antiguo de Ocasión. Al llegar al barrio, continué con la lectura en la freiduría, pero me metí para el cinto un bocata de gallinejas bien frititas. Y quien no sepa lo que son, ya sabéis..., San Google.
No hay comentarios:
Publicar un comentario