Camino por la ciudad dormida,
entre espectros humanos,
con los que me fundo,
buscando compañías añoradas,
olvidadas, enterradas,
entre fantasmas góticos.
Camino por la ciudad dormida,
a la vez acogedora e inhóspita,
con las miserias de mi alma,
con mis sentimientos heridos,
espantando la soledad,
susurrando pensamientos inútiles.
Camino por la ciudad dormida,
con esperanzas estériles,
con deseos marchitos,
y hago planes abstractos,
que nunca saldrán,
que nunca marcharán.
Camino por la ciudad dormida,
atravieso el mercado de las esperanzas,
pero no hay ninguna para mí,
ni aun pagándola a precio de oro,
mis súplicas se solidifican,
y se hacen añicos contra el pavimento.
Camino por la ciudad dormida,
las bayonetas están despiertas,
mis lamentos crecen,
y la armonía se quiebra,
construyendo telarañas,
en esquinas sombrías.
Camino por la ciudad dormida,
en trayectorias surrealistas,
entre pesadillas etéreas,
y entre fríos y oxidados anaqueles,
deposito mis oscuros deseos,
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