Me llamas,
en un minuto perdido,
cuando el deseo puede a la razón,
y el cambio de tu voz,
quiere mi voz.
En el parque de marismas,
he buscado la flor,
que alimenta mi ánimo,
y sustenta mi alma.
En una mesa de madera,
he respirado el sol,
de la primavera,
he respirado tus ojos,
y tu boca,
tus manos,
que buscan las mías.
En el paraje natural de tu sonrisa,
me he recreado,
en la ruta de tu amor,
he nadado,
y el salvavidas eterno,
de tus brazos,
he deseado.
Me llamas,
y yo te llamo,
me llamas,
y lo dejo todo,
me llamas,
y busco el pan que alimenta,
el suave don de revivir,
un beso robado,
o un beso otorgado.
Me llamas,
y miro el espejo,
el camino hasta recorrer tu cuerpo,
en la señal bendecida,
pedaleando en el vértigo de la vida.
Me llamas,
y muero por un hola,
me llamas,
y muero por un te quiero,
me llamas,
y muero por tu presencia.
en un minuto perdido,
cuando el deseo puede a la razón,
y el cambio de tu voz,
quiere mi voz.
En el parque de marismas,
he buscado la flor,
que alimenta mi ánimo,
y sustenta mi alma.
En una mesa de madera,
he respirado el sol,
de la primavera,
he respirado tus ojos,
y tu boca,
tus manos,
que buscan las mías.
En el paraje natural de tu sonrisa,
me he recreado,
en la ruta de tu amor,
he nadado,
y el salvavidas eterno,
de tus brazos,
he deseado.
Me llamas,
y yo te llamo,
me llamas,
y lo dejo todo,
me llamas,
y busco el pan que alimenta,
el suave don de revivir,
un beso robado,
o un beso otorgado.
Me llamas,
y miro el espejo,
el camino hasta recorrer tu cuerpo,
en la señal bendecida,
pedaleando en el vértigo de la vida.
Me llamas,
y muero por un hola,
me llamas,
y muero por un te quiero,
me llamas,
y muero por tu presencia.
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