Vamos, niña,
expulsa de tu alma los demonios,
que tu persona no es casa para ellos,
que tu espíritu puro no es morada de nadie.
Espérame sentada en desojo,
y mira mis poemas mientras tragas aire.
Vamos, niña,
vuelve a iluminar tus preciosos ojos,
y muestra de nuevo tu sonrisa,
y no te abras demasiado, porque esos huecos,
dan paso a miríadas de malas sensaciones,
que van a clavársete como puñales.
Sigue sonriendo, no pares, igual que ayer,
recuerda la alegría de los días vividos,
y exorciza el veneno de las malas artes.
Vamos, niña,
¿puedo yo hacer algo?
Sabes que me plego a tus deseos desnudos.
No vuelvas a derramar ni una lágrima,
nadie va a llorar por ti, excepto yo,
y mi esmero y dedicación van por ti, niña,
aunque, en realidad, con mi egoísmo, sólo busco una sonrisa,
un gesto que denote felicidad engalanada,
y la ausencia de demonios enmarcada.
No llores más, niña,
porque me obligarás a regalarte flores todos los días a todas horas,
yo encantado, niña, mas de regalarte, no de verte llorar.
Desecha a esos demonios y vente a mi vera,
iremos caminando sin rumbo, disfrutando de los balcones,
pero no llores más, niña, no llores.
expulsa de tu alma los demonios,
que tu persona no es casa para ellos,
que tu espíritu puro no es morada de nadie.
Espérame sentada en desojo,
y mira mis poemas mientras tragas aire.
Vamos, niña,
vuelve a iluminar tus preciosos ojos,
y muestra de nuevo tu sonrisa,
y no te abras demasiado, porque esos huecos,
dan paso a miríadas de malas sensaciones,
que van a clavársete como puñales.
Sigue sonriendo, no pares, igual que ayer,
recuerda la alegría de los días vividos,
y exorciza el veneno de las malas artes.
Vamos, niña,
¿puedo yo hacer algo?
Sabes que me plego a tus deseos desnudos.
No vuelvas a derramar ni una lágrima,
nadie va a llorar por ti, excepto yo,
y mi esmero y dedicación van por ti, niña,
aunque, en realidad, con mi egoísmo, sólo busco una sonrisa,
un gesto que denote felicidad engalanada,
y la ausencia de demonios enmarcada.
No llores más, niña,
porque me obligarás a regalarte flores todos los días a todas horas,
yo encantado, niña, mas de regalarte, no de verte llorar.
Desecha a esos demonios y vente a mi vera,
iremos caminando sin rumbo, disfrutando de los balcones,
pero no llores más, niña, no llores.
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