En mi banco del parque solo hay sitio para mí y para la soledad, que esta noche está parafraseando el canto de los grillos en silencio mientras yo reflexiono y me ensucio los pulmones con el humo de mi cigarrillo. Me recuesto en el respaldo y sitúo mis codos por detrás de la espalda para relajar mi cuerpo, que no mi alma, que sigue cautiva en mí mismo con el desasosiego propio de vivir. La soledad se levanta y se marcha con mohín de desprecio en su rostro, ya que hoy no he aceptado su mano. Hoy ni siquiera hay luna y el parque está oscuro. Hoy ni siquiera ululan las lechuzas. Hay un silencio sospechosamente perenne en el ambiente impuesto, creo, desde el interior de mi mente. Hoy el silencio se mezcla con la oscuridad sepulcral. Yo soy la soledad.
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sábado, 20 de agosto de 2011
Mi banco del parque (8), por Paco Gómez
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