Poemario NO TARDES EN VOLVER A LA CRISTALERA DEL TIEMPO, de Virtudes Reza. EDITORIAL LEDORIA

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El círculo alquímico, de Paco Gómez Escribano. Editorial Ledoria. I.S.B.N.: 978-84-95690-73-9. A la venta en enero.
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sábado, 16 de junio de 2012

La luz muerta, de José Javier Abasolo, por Paco Gómez Escribano

 
            Las grandes editoriales suelen tener a dos o tres autores fetiches a los que dedican todos sus medios y todo su dinero en promoción. Son los que llegan al gran público porque sus novelas están en las librerías, pero también en las grandes superficies, en gasolineras, etc. Lo que ocurre es que como tienen que tener un catálogo, rellenan su nómina con escritores menos conocidos a los que les hacen una tirada menor y en la mayoría de los casos no les montan ni una mísera presentación en su ciudad natal. ¿Qué quiénes compran sus libros? Sus familiares, sus amigos y algún lector despistado que junto a un nombre desconocido reconoce el sello editorial que aparte de salir en prensa, radio y televisión, empapela las paradas de autobús con la imagen de los mencionados autores fetiche, que en la mayoría de los casos no atesoran ni la mitad de la calidad literaria que los desconocidos. El único mérito que presentan como tarjeta de visita es ser tertuliano, periodista famoso o simplemente famoso, sin oficio, pero con mucho beneficio.
            Luego están las otras, las editoriales pequeñas, las que apuestan por un autor porque piensan que lo que escribe es bueno. Tienen problemas de distribución, sus libros no llegarán a kioscos ni a gasolineras, ni siquiera a las grandes superficies. Viven de la fidelidad del lector, que normalmente repetirá en cuanto la editorial publique un nuevo título. Es el caso de Erein, una editorial vasca que inició la colección “Cosecha roja” de novela negra, con siete títulos editados hasta ahora y tres nombres cuyas plumas atesoran calidad literaria y experiencia demostrada: Jon Arretxe, Javier Abasolo y José Luis Muñoz.
            En marzo de 2010 publicaron el segundo título de la colección, “Pájaros sin alas”, de Javi Abasolo, una novela de 486 páginas en la que el autor nos presentaba a Mikel Goikoetxea, un ex ertzaina apartado del cuerpo por recibir acusaciones falsas y reconvertido a detective para sobrevivir. En la novela, resuelve el caso del Karibeko Kluba tras perder a su mujer en un suicidio que al final resulta ser un asesinato. Con estos antecedentes, el detective vuelve a la carga en la nueva novela de Javi, “La luz muerta”, sexto título de la colección “Cosecha roja”. Escéptico como pocos y dueño de un cinismo chandleriano adaptado a Bilbao, Mikel Goikoetxea “Goiko” reaparece tranquilo, con sus problemas económicos solventados debido a la herencia que le ha dejado un conocido notario bilbaíno amigo de su padre para el que trabajó en “Pájaros sin alas”. El notario y el caso, además del propio Goiko, son el vínculo de “La luz muerta” con “Pájaros sin alas”.
            Pero cualquier remanso de paz es solo un espejismo en la vida de un detective que se precie. En esta nueva entrega, el investigador se ve forzado a aceptar un nuevo caso presionado por el presidente del Tribunal Superior de Justicia vasco, que le encarga ser la sombra de Agurtzane, su hija ilegítima, en un reportaje que ella quiere realizar sobre las muertes por sobredosis. Lo cierto es que ella sospecha que su amiga Erika Pereda, última víctima, que ni siquiera consumía heroína, ha sido asesinada. Juntos tirarán de un invisible hilo de una madeja que no se deja vislumbrar hasta verse envueltos en una trama macabra que conduce al lector hasta un desenlace inesperado.
            Posiblemente tengamos que esperar bastante, o no, solo Javi y Erein lo saben, hasta la tercera entrega de Goiko, ya que Javi es un escritor prolífico y no se dedica solo a las sagas. En cualquier caso, sus lectores seguiremos disfrutando de su prosa y su buen hacer como armador de tramas negras. Escritor original, utiliza diversas técnicas de narración en casi todos sus libros. En su última obra, utiliza la primera persona para narrar los pasos de Goiko, aprovechando la fuerza de este estilo a la hora de caracterizar al personaje. Sin embargo, se acoge al narrador omnisciente para describirnos el entorno de Andoni Zubikarai, forense que ve incrementadas de cadáveres sus jornadas de guardia, una subtrama que se unirá a la trama principal en el desenlace. En “Pájaros sin alas”, Javi utilizaba incluso la segunda persona para narrar una de las subtramas, demostrando su maestría no solo en cada uno de los estilos, sino en su habilidad para juntarlos en una misma novela, algo nada habitual.
            Ojalá Javi pudiera dar el salto a una editorial grande. No porque Erein y las otras editoriales no sean buenas, que talento ya han demostrado sus editores al publicarle sus obras, sino porque él podría llegar a un abanico más amplio de lectores, que lo merece. Y si no, ellas se lo pierden, como tristemente se perderán a Javi miles de potenciales lectores que estarían encantados de leerle. Yo creo que todo llegará y mi deseo es que para eso pase poco tiempo.

José Javier Abasolo es Licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto. Ha trabajado como abogado y desempeñado varios puestos en las administraciones públicas, desempeñando sus funciones en la actualidad en el Departamento de Empleo y Asuntos Sociales del Gobierno Vasco.

En el campo de la literatura tiene una larga trayectoria como autor de novela negra, habiendo publicado los siguientes libros: Lejos de aquel instante (1997, Premio de Novela Prensa Canaria 1996 y finalista del Premio Hammett 1997, traducido al francés), Nadie es inocente (1998, traducido al francés e italiano), Una investigación ficticia (2000), Hollywood-Bilbao (2004), El color de los muertos (2005), Antes de que todo se derrumbe (2006, Premio de Narrativa García Pavón 2005), El aniversario de la independencia (2006, Premio Farolillo de Papel del Gremio de Libreros de Bizkaia), Heridas permanentes (2007), Pájaros sin alas (2010) y La luz muerta (2012).

Ha sido traducido al euskera, al italiano y al francés.

viernes, 1 de junio de 2012

La justicia de los errantes, de Jorge Díaz, por Paco Gómez

            “La justicia de los errantes” (Plaza y Janés), de Jorge Díaz, es una novela para sentarse tranquilamente ante un café y disfrutarla. Aun siendo una historia de ficción, está basada en hechos reales, en donde los personajes históricos se mezclan con otros inventados, como por ejemplo Paz, una joven mulata hija de un anarquista canario emigrado que acompaña a Durruti y Ascaso en su periplo americano. Pero lo que son las cosas... Como el propio autor reconocía no hace mucho, Paz bien pudo existir, ya que recientemente, alguien le dijo que su abuela conoció a los mencionados anarquistas e incluso estuvo con ellos en Sudamérica.
            La novela narra básicamente las aventuras de Buenaventura Durruti y su compañero Ascaso, activistas anarquistas que comenzaron a actuar en los años veinte. Idealistas en los comienzos, empiezan a actuar contra el capitalismo y a favor de la causa obrera, pasando a realizar atracos y asesinatos selectivos entre la élite política, militar y religiosa. Si bien la trama comienza en España, narrando importantes acciones como el atraco al banco de Gijón o la ejecución de un prelado, la novela se centra en el periplo americano, es decir, en el viaje que hicieron los dos anarquistas a Sudamérica toda vez que en España estaban ya muy acosados por la policía. Desembarcan en Cuba y van pasando por Méjico, Chile, Argentina y Uruguay.
            Podemos decir que es una novela histórica, ya que narra hechos históricos ocurridos en el pasado. Pero podríamos decir también, sin temor a equivocarnos que es una novela negra, ya que hay tiros, atracos, persecuciones, etc. Buenaventura Durruti es una figura suficientemente conocida, tanto por lo ya dicho como por su activismo en los años previos a la Guerra Civil, hasta su asesinato en extrañas circunstancias en la Ciudad Universitaria una vez empezada la contienda. Pero también hay que decir que en España no nos sabemos vender, no se sabe muy bien si por la imposibilidad de vencer tópicos o porque lo llevamos en los genes. Como he comentado varias veces con el autor, si estos dos hubiesen sido americanos, les habrían hecho folletines, novelas y películas.
            No voy a posicionarme aquí en cuanto a si lo que hacían estos tipos estaba bien o no, hace tiempo que soy apolítico. Pero lo que es cierto es que las circunstancias eran las que eran y que el anarquismo triunfó en España como en ningún otro lugar. Verdaderamente, dejando a un lado las ideologías, Jorge hace que te identifiques con los personajes. Por lo que yo ya sabía y por lo que el autor me ha recordado con esta estupenda novela que por momentos parece un western, estos tipos eran especiales, estaban hechos de otra pasta. Tenían dinero para darse la gran vida. Sin embargo, al llegar a un lugar, mientras estudiaban los posibles objetivos, lo primero que hacían era buscar trabajo, ya que se consideraban obreros. Y si un día no tenían para cenar no lo hacían, a pesar de tener un millón de pesetas en bolsas procedentes de atracos debajo de la cama. Ese dinero era para la causa obrera y era sagrado.
 


            La novela utiliza la técnica del narrador omnisciente para narrar los hechos que se producían en distintos escenarios. Sin embargo utiliza el tiempo verbal presente, algo menos habitual y que me sorprendió. Hace poco le pregunté a Jorge por esta circunstancia en Málaga, dentro de las jornadas “Mejor con un libro”. Me dijo que quería hacerlo así para ir escribiendo según sucedían las cosas, para que el lector terminara un capítulo y su percepción fuera la de estar dentro de la historia y viajar con los personajes al mismo tiempo que ellos. Escribir en presente es mucho más difícil que escribir en pasado, de hecho le causó más de un problema con los verbos y con sus editores. Pero la obra salió adelante según el criterio del escritor, como debe ser.
            Todo protagonista debe tener su antagonista. En este caso, nuestros dos amigos son perseguidos a través de los capítulos por el inspector Valenzuela, un hombre de moral muy cuestionable que no duda en hacer suya la máxima “el fin justifica los medios”. Un policía que se hace más odioso si cabe por ser hijo de un anarquista preso al que no visita más de tres veces en la novela y siempre para obtener un beneficio.
            Con una trama fabulosa, Jorge recrea estupendamente el ambiente prebélico de una España muy inestable en donde las ideologías de todo tipo campaban a sus anchas y en cuyo nombre se cometían crímenes y todo tipo de atrocidades. Son interesantes los datos que el autor aporta sobre los anarquistas exiliados en París con García Oliver a la cabeza, mezclados con anarquistas de otros países, italianos sobre todo, y con la bohemia de pintores y literatos que en aquel entonces eligieron la ciudad de la luz y sus bulevares para buscar la inspiración de sus obras.
            Una novela que, en definitiva, no os podéis perder, llena de aventuras y de hechos históricos que os ayudarán a comprender la realidad de un país, España, cuyo escenario actual se va pareciendo peligrosamente y cada vez más a los paisajes de “La justicia de los errantes”.