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viernes, 1 de junio de 2012

La justicia de los errantes, de Jorge Díaz, por Paco Gómez

            “La justicia de los errantes” (Plaza y Janés), de Jorge Díaz, es una novela para sentarse tranquilamente ante un café y disfrutarla. Aun siendo una historia de ficción, está basada en hechos reales, en donde los personajes históricos se mezclan con otros inventados, como por ejemplo Paz, una joven mulata hija de un anarquista canario emigrado que acompaña a Durruti y Ascaso en su periplo americano. Pero lo que son las cosas... Como el propio autor reconocía no hace mucho, Paz bien pudo existir, ya que recientemente, alguien le dijo que su abuela conoció a los mencionados anarquistas e incluso estuvo con ellos en Sudamérica.
            La novela narra básicamente las aventuras de Buenaventura Durruti y su compañero Ascaso, activistas anarquistas que comenzaron a actuar en los años veinte. Idealistas en los comienzos, empiezan a actuar contra el capitalismo y a favor de la causa obrera, pasando a realizar atracos y asesinatos selectivos entre la élite política, militar y religiosa. Si bien la trama comienza en España, narrando importantes acciones como el atraco al banco de Gijón o la ejecución de un prelado, la novela se centra en el periplo americano, es decir, en el viaje que hicieron los dos anarquistas a Sudamérica toda vez que en España estaban ya muy acosados por la policía. Desembarcan en Cuba y van pasando por Méjico, Chile, Argentina y Uruguay.
            Podemos decir que es una novela histórica, ya que narra hechos históricos ocurridos en el pasado. Pero podríamos decir también, sin temor a equivocarnos que es una novela negra, ya que hay tiros, atracos, persecuciones, etc. Buenaventura Durruti es una figura suficientemente conocida, tanto por lo ya dicho como por su activismo en los años previos a la Guerra Civil, hasta su asesinato en extrañas circunstancias en la Ciudad Universitaria una vez empezada la contienda. Pero también hay que decir que en España no nos sabemos vender, no se sabe muy bien si por la imposibilidad de vencer tópicos o porque lo llevamos en los genes. Como he comentado varias veces con el autor, si estos dos hubiesen sido americanos, les habrían hecho folletines, novelas y películas.
            No voy a posicionarme aquí en cuanto a si lo que hacían estos tipos estaba bien o no, hace tiempo que soy apolítico. Pero lo que es cierto es que las circunstancias eran las que eran y que el anarquismo triunfó en España como en ningún otro lugar. Verdaderamente, dejando a un lado las ideologías, Jorge hace que te identifiques con los personajes. Por lo que yo ya sabía y por lo que el autor me ha recordado con esta estupenda novela que por momentos parece un western, estos tipos eran especiales, estaban hechos de otra pasta. Tenían dinero para darse la gran vida. Sin embargo, al llegar a un lugar, mientras estudiaban los posibles objetivos, lo primero que hacían era buscar trabajo, ya que se consideraban obreros. Y si un día no tenían para cenar no lo hacían, a pesar de tener un millón de pesetas en bolsas procedentes de atracos debajo de la cama. Ese dinero era para la causa obrera y era sagrado.
 


            La novela utiliza la técnica del narrador omnisciente para narrar los hechos que se producían en distintos escenarios. Sin embargo utiliza el tiempo verbal presente, algo menos habitual y que me sorprendió. Hace poco le pregunté a Jorge por esta circunstancia en Málaga, dentro de las jornadas “Mejor con un libro”. Me dijo que quería hacerlo así para ir escribiendo según sucedían las cosas, para que el lector terminara un capítulo y su percepción fuera la de estar dentro de la historia y viajar con los personajes al mismo tiempo que ellos. Escribir en presente es mucho más difícil que escribir en pasado, de hecho le causó más de un problema con los verbos y con sus editores. Pero la obra salió adelante según el criterio del escritor, como debe ser.
            Todo protagonista debe tener su antagonista. En este caso, nuestros dos amigos son perseguidos a través de los capítulos por el inspector Valenzuela, un hombre de moral muy cuestionable que no duda en hacer suya la máxima “el fin justifica los medios”. Un policía que se hace más odioso si cabe por ser hijo de un anarquista preso al que no visita más de tres veces en la novela y siempre para obtener un beneficio.
            Con una trama fabulosa, Jorge recrea estupendamente el ambiente prebélico de una España muy inestable en donde las ideologías de todo tipo campaban a sus anchas y en cuyo nombre se cometían crímenes y todo tipo de atrocidades. Son interesantes los datos que el autor aporta sobre los anarquistas exiliados en París con García Oliver a la cabeza, mezclados con anarquistas de otros países, italianos sobre todo, y con la bohemia de pintores y literatos que en aquel entonces eligieron la ciudad de la luz y sus bulevares para buscar la inspiración de sus obras.
            Una novela que, en definitiva, no os podéis perder, llena de aventuras y de hechos históricos que os ayudarán a comprender la realidad de un país, España, cuyo escenario actual se va pareciendo peligrosamente y cada vez más a los paisajes de “La justicia de los errantes”.

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