Poemario NO TARDES EN VOLVER A LA CRISTALERA DEL TIEMPO, de Virtudes Reza. EDITORIAL LEDORIA

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El círculo alquímico, de Paco Gómez Escribano. Editorial Ledoria. I.S.B.N.: 978-84-95690-73-9. A la venta en enero.
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sábado, 11 de junio de 2011

Mi firma en la Feria del Libro, por Paco Gómez

El pasado viernes 3 de junio por la tarde, firmé ejemplares de mi novela “El círculo alquímico” en la Feria del Libro de Madrid. Ni en el más paranoico de mis sueños, años atrás, tantas veces caminando entre las casetas, habría podido vislumbrar que un día estaría yo ahí firmando como autor. Es un sueño no soñado hecho realidad.

Tomé el autobús en el barrio y me bajé en la esquina del Retiro, en Alcalá. Tanto mi hermano como mi querida amiga Virtudes Reza, que vino expresamente desde Algeciras para asistir al evento, me acompañaron en los momentos previos al acto. Fue sentarme y empezar a desfilar por allí amigos y conocidos que me agasajaron con su presencia. A algunos los esperaba. Otros me sorprendieron. Todos me conmovieron.

He de dar las gracias a los libreros de Estudio en Escarlata, ya que cedieron la caseta para mis firmas. La editorial Ledoria, como es toledana, no tiene la posibilidad de estar presente en Madrid.

No tengo palabras para describir lo que sentí esa tarde. Por allí pasaron escritores a los que todavía me da corte llamar compañeros dada mi bisoñez en esto de las Letras. No quiero que se me olvide nadie, pero fue un placer ver desfilar por allí a Jorge Díaz, Jerónimo Tristante, Miguel Ruiz, José Luis Zapatero, Julia Montejo, M.J. Sánchez, Víctor Fernández Correas y..., seguro que se me olvida alguno. Asimismo, antes de entrar a la caseta, me cupo el honor de charlar con Rosa Ribas, que firmaba en la caseta de al lado. No menos emotivo fue ver que por allí pasaron muchos amigos, tanto del ámbito personal como del ámbito laboral y literario. El pensar que todos ellos estaban allí por mí me conmovió en extremo, aunque tocaba disimular porque no era plan de emocionarse en público.

Desde el otro lado las cosas se ven distintas. Yo no esperaba firmar demasiados ejemplares, claro está, debido a que es mi primera novela y no soy conocido. De hecho, la mayoría de las ventas se distribuyeron entre conocidos. Pero me hizo especial ilusión ver como algunos lectores a los que no conocía de nada también se llevaron mi novela. Creo que en total firmaría unos veinticinco ejemplares, lo que superó todas mis expectativas.

Anécdotas la hubo. Entre ellas la de un niño con gafas y cara de empollón, cuya barbilla llegaba justo al mostrador, que pasaba cada cinco minutos y que me preguntaba si el libro era de miedo. Otra lectora me tomó por el librero y me preguntó por la novela de mi amigo Óscar Urra. Le dije que era la tercera entrega del detective Julio Cabria y que estaba muy bien. Vamos, que se la vendí aunque, eso sí, no se la firmé, aunque contándole la anécdota días después al propio Óscar me comentó que se la podía haber firmado por delegación.

Casi lo más emocionante se produjo al término de las firmas porque unas veinticinco personas se quedaron a acompañarme. Y en la escalera de detrás de la caseta, en presencia de la solemnidad de la estatua del general Martínez Campos, se organizó una merienda improvisada, ya que la gente llevó de todo y estuvimos tomando unos vinos, jamón ibérico, tortilla, empanada, etc. Algo dije yo en Facebook de preparar esta merienda, pero no esperaba una respuesta tan multitudinaria. Así que, en ese ambiente festivo que se perpetuó más allá del anochecer, me pasé por todos los corrillos y se habló de Literatura y de todo un poco. Especial ilusión me hizo el que se quedara al ágape campestre Miguel Ruiz, un escritor con tres novelas a sus espaldas, que ha vendido miles de ejemplares de cada una de ellas, y que quería conocerme y charlar conmigo. Me dijo que mi novela era buenísima y que le había encantado y yo casi me caigo muerto allí mismo.

La velada se prolongó entre cervezas en una de las terrazas de fuera del parque con un grupo ya más reducido, y las charlas animadas entre amigos continuaron hasta altas horas.

En fin, que no me he visto en otra, que lo pasé de cine, que espero que no sea la última y que solo por esa tarde ha merecido la pena tanto trabajo. Gracias a todos de corazón.

3 comentarios:

María dijo...

Muy interesanre tu blog, te sigo.
Besitos.

Víctor Fernández Correas dijo...

Y que haya muchas más, amigo.
Un abrazo

Paco Gómez Escribano dijo...

Muchas gracias, Rincón. Un abrazo.