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domingo, 28 de noviembre de 2010

"Ser escritor..., sentirse escritor", de Virtudes Reza

Me siento escritora y soy feliz por ello. No he publicado y, aunque me gustaría hacerlo, considero que no es una condición necesaria y suficiente para albergar dicho sentimiento. A veces me miro al espejo bajo prescripción de un amigo, y al mirarme veo una fotografía de lo que siempre quise ser. Una fotografía real de una forma de sentir que quizás no entendí en su momento, pero ahora sí. Es la instantánea vislumbrada de una forma de vida que sólo entienden los que eligen involuntariamente esta opción. ¿Hace el hábito al monje? ¿Hace una forma de vestir al escritor? La respuesta está servida a gusto del lector. En mi caso, puedo decir que me encantan los sombreros. El que me gusten, ¿significa que tenga pinta de escritora? Probablemente no, pero forma parte de mí esa pasión por los sombreros igual que la pasión por escribir. Claro, una cosa no es comparable con la otra. Con ello sólo reflejo la pasión que un ser humano puede llegar a sentir.
-¡Parezco una escritora con el sombrero! -digo a veces.
-Pareces no, ¡eres una escritora! -dice un amigo con criterio.
Hago referencia a los sombreros como podía haberlo hecho a un sinfín de pasiones que guardo ahora para mí.
Vivo al sur, frontera de Europa con el continente africano, en un lugar apartado de muchas cosas, exento del estrés que supone la gran urbe con la impertinencia también de carecer de buena literatura en vivo y en directo. Muy a pesar mío, esta lejanía duele, porque me distancia de una nueva corriente de escritores, es más, me atrevería a decir “una nueva generación de escritores”.
Soy consciente que hay escritores buenos nacidos fuera de Madrid, y que muchos emigran como antaño lo hicieron otros que formaron parte de conocidas generaciones. Hay tertulias, hay presentaciones, hay actos que sirven para intercambiar impresiones y sensaciones entre escritores y entre éstos y editores. Se hacen negocios dentro del circuito, lejos del sentimiento de escritores noveles. A veces se olvida la calidad y se produce un intercambio de ésta por cifras mediáticas marcadas por pautas de un mercado seguro, achacando ciertas actuaciones a tiempo de crisis.
¿Qué hacer desde la distancia? Nada, realmente. O vas donde se cuece la industria de la literatura o te quedas donde está el pan que te da de comer, para conformarte con las migajas que ofrecen las nuevas tecnologías y... ¡bienvenidas sean esas migajas!
En Madrid se está forjando una nueva generación de escritores, que están haciendo un favor innegable al universo de las palabras, aunque esta labor pasa desconocida para muchos. Esta generación formada por escritores al abrigo de la sombra, son entre otros: Carlos Salem, Andrés Pérez Domínguez,Juan Gómez Jurado, Francisco José Jurado, Mario Escobar, Paco Gómez Escribano, Jerónimo Tristante, Pedro de Paz, David Torres….
Son escritores que han nacido al abrigo del cine, con un verbo fresco, actual, que son malabaristas de líneas propias de un cine sin imágenes, más bien de un cine de palabras. No son “etiquetables”, pero tienen una pasión común: “escriben lo que quieren leer”. Este buen hacer les dota de una credibilidad inigualable, propia de genios sin lámpara a la que frotar, lejos de la fantasía infantil.
Este denominador colectivo les invita a abrirse paso en un mundo donde los de siempre son los que tienen cabida. Valga como muestra los últimos premios concedidos: el “Paris Noir de Novela Negra” para Carlos Salem y el XX Premio Internacional de Novela "Luis Berenguer" para Pedro de Paz.
Ser escritor…, sentirse escritor, no es cuestión de publicar o de obtener premios, pero desde luego es un estímulo para seguir escribiendo en ese tiempo de soledad que envuelve al escritor cuando escribe.

3 comentarios:

Paco Gómez Escribano dijo...

Enhorabuena, escritora. Nos tienes que regalar más perlas como esta. Gracias por la mención. Un beso.

poetapijo dijo...

El sombrero es ideal para el escritor: Oculta que tus pelos son bolígrafos.

De joven, cuando era actor, llevaba sombrero para que se reconociese mi rareza.

De nada joven, no lo llevo: Parezco un gitano y no un pijo.

A ti el sombrero te queda divino, divino.

Un abrazo

Virtudes Reza dijo...

Gracias por lo del sombrero, Poetap.

Nos vemos en los "diablos azules"

Saludos