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sábado, 9 de octubre de 2010

El poderoso influjo de la Literatura, de Paco Gómez

Nací en 1966, cuando aún faltaban diez años para que el régimen de Franco se extinguiera. Me crié en las aulas de “Días de escuela”, de Asfalto, en donde me castigaron, me pegaron y me enseñaron unos maestros que tenían su matiz “carca”, unos más que otros, pero que me inocularon el virus de la inquietud por aprender. Quizá las generaciones de ahora no entiendan esto, ni tampoco entiendan que esa escuela en donde se pasaba frío en invierno y calor en verano, era una escuela de calidad. Pertenezco a la generación que pertenezco, para bien o para mal. Con la edad me he despegado de las ideologías, abogando por el pensamiento libre e intentando aplicar el sentido común a las cosas, lo que me ha supuesto, en más de una ocasión, que los de izquierdas me llamen facha y los de derechas rojo; debido a esto, son numerosas las ocasiones en las que opto por el silencio o la Poesía, aunque no puedo remediar de cuando en cuando ser un poco bocazas, en lo relativo a la vida y a lo literario.

Hace pocos días, Mario Vargas Llosa recibía el Premio Nobel de Literatura. Y no termino de sorprenderme viendo los comentarios de unos y de otros en Internet y en los periódicos. Me propuse no hablar del tema, ya que Vargas Llosa no es santo de mi devoción. Pero lo que me ha parecido más increíble es que muchos de los llamados intelectuales de este país no se hayan alegrado del premio porque juzgan la ideología política del escritor en vez de juzgar su obra literaria. Suelo escribir de los escritores que me gustan, pero no de los que no me gustan, aunque voy a hacer una excepción.

Desde aquí, mi más sincera enhorabuena, a un hombre nacido en Lima y nacionalizado español que se merece el Nobel como el que más. Un hombre que en su juventud estudió periodismo y que cuando sus compañeros aún no sabían los derroteros que tomarían sus vidas él ya sabía que iba a ser escritor. Y no era un sueño sino un camino lleno de trabajo y de sacrificio que decidió tomar independientemente de cuáles fueran las consecuencias, la última, el prestigioso premio de la Academia Sueca, el máximo galardón que se puede obtener en Literatura. Un hombre que ya había colmado sus aspiraciones ganando el Príncipe de Asturias. Un hombre que se ha sacudido el protagonismo diciendo que este premio, más que para él, es para las Letras Españolas, gesto que le honra.

Esta mañana he bajado a comprar café, pero antes he comprado el ABC. Me encanta ojear el suplemento de Cultura y ver lo que dicen, entre otros, escritores como Rafael Reig, a quienes los responsables del periódico, con buen criterio, pusieron en nómina aprovechando la torpeza de Público. Ojeé el ABC Cultural, cómo no, pero me detuve un rato y disfruté de la primera página del periódico, que puede presumir de albergar los mejores artículos que se escriben en este país. En esta ocasión era J.J. Armas Marcelo, amigo personal del Premio Nobel, quien nos hablaba de Vargas Llosa y nos ofrecía un buen puñado de anécdotas. Hablaba J.J., entre otras cosas, de que en la época de Mario en París, fue a conocerlo Carlos Barral. Comieron, hablaron y se hicieron amigos. A Vargas Llosa ya se le había pasado la época bohemia, así que mientras el editor bebía vodka con hielo, él degustaba un vaso de leche. Inesperadamente, a las cuatro de la tarde, el anfitrión le dijo que tenía que irse a la habitación a escribir e invitó a Carlos Barral a echarse una siesta en el sofá. Éste, extrañado, aceptó. Al cabo de un tiempo, entre las brumas del alcohol escuchó que llamaban a la puerta y escuchó tacones de mujer. “Pasa” -escuchó decir al escritor- “estoy escribiendo”. El editor continuó escuchando el ruido que producían las teclas de la máquina de escribir y, al poco tiempo, escuchó decir a su nuevo amigo refiriéndose a la muchacha: “¡Vístete, que te vas a constipar!”. Al rato escuchó a la muchacha abandonar la vivienda.

Vargas Llosa regresó al salón a las ocho dando por terminada su jornada de trabajo. El editor, aún perplejo, le preguntó si había venido una muchacha o lo había soñado él. Y el escritor le confirmó su suposición: “Sí, hombre, es una muchacha hermosísima pero ¿qué querías que hiciera? Yo estaba trabajando”.

Ésta ha sido la forma de proceder de este peruano nacionalizado español durante toda su vida, es decir, trabajo y más trabajo. Por tanto, me parece un ejercicio de mezquindad y de necedad ningunear a este ensayista, novelista, dramaturgo, cuentista y periodista que ha dignificado nuestro idioma en cada una de sus obras, por parte de unos críticos sujetos a unas ideologías caducas, que no le llegan al escritor ni a la suela de los talones.

Yo no he leído al autor lo suficiente, sólo lo que me obligaron en el colegio, no se me caen los anillos al reconocerlo. Pero una cosa es eso y otra no saber reconocer el talento.

Me fascinan las anécdotas de escritores de todas las épocas como la que refería anteriormente. Busco y escarbo para encontrar noticias semejantes sobre los encontronazos de Lope o Quevedo contra Góngora, sobre las correrías de los de la Generación del 27 en tiempo de la Residencia de Estudiantes o sobre embates famosos entre escritores antagónicos. Creo que todo forma parte de la Literatura.

Pienso que hay que reconocer el talento a cada cual en cada época. Independientemente de si te gustan las obras o no. Ahora está de moda hablar bien de la obra de Lorca y me parece estupendo. Pues a mí no me gusta, porque no me dice nada, ya que esos versos hablan de una realidad que yo no he vivido. Yo soy más de los versos de Virtudes Reza, maestra donde las haya, o de los de Salem o de los de Leopoldo María Panero, es decir, de escritores de mi época, lo que no evita que considere a Lorca un genio. No me da rubor decir que no he leído a Sartre ni a Camus, y que cada vez que lo he intentado no he podido. Tampoco me he extasiado con Delibes o con Cela. Ni me identifico con sus formas de escribir ni con sus historias, lo que no es óbice para reconocer el talento de todos ellos. Lo mío en la prosa, hablando de gustos, es más actual. Soy más de Pérez-Reverte, de José Luis Muñoz o de Julia Navarro. Prefiero la prosa, aunque sea sencilla, de Juan Madrid, esa prosa premeditada y simple, que decía Tristante en la Casa Encendida, para llegar a la gente sencilla y no tan culta, por unos motivos o por otros. Me identifico más con escritores de ahora que rondan mi edad y que han vivido aproximadamente las mismas cosas que yo. Me refiero a gente como Juan Gómez Jurado, Lorenzo Silva, Juan Ramón Biedma, Ignacio García-Valiño, Andrés Pérez Domínguez, David Torres, Pedro de Paz, Carlos Salem, Jerónimo Tristante, Marcelo Luján, Oscar Urra, José Ramón Gómez Cabezas, José Javier Abasolo o Domingo Villar, por citar a algunos.

Así que, mis más consideradas felicitaciones a Don Mario Vargas Llosa, merecidísimo Premio Nobel a pesar de los críticos que no han recibido con buen talante la noticia por las ideas políticas del genio. Y si como decía en su blog Andrés Pérez Domínguez, escritor es el que escribe, me voy a permitir una frivolidad al volver a felicitar de nuevo al reciente Premio Nobel: Felicidades, compañero y... Maestro.

4 comentarios:

Mariola López dijo...

No entiendo todavía el concepto de "estas dos España"
No sé...muy bien a quien leconviene esta historia de partirla en dos.
Pero creo...que ya va siendo hora...
Soy madre...y como tal quiero a mis "hijos", pero no dejo de reconocer las "faltas" de ellos.
siempre, le intente inculcar valores positivos.
Y sobre todo la razón de discernir, entre lo que esta bien o mal según las valores inculcados.
Por muy progresista que se sea, cuando estos comenten errores...se debe apuntar como tal.
Lo cortez, no quita lo valiente.
Por otro lado... nos puede gustar Vargas Llosa...o no...pero amen de ese detalle, un premio novel de lengua hispana, debe de ser regocijo.
El español (no el castellano), es una lengua rica en matices, y en léxico, con un abanico de gama de sonidos...
¡¡Felicidades!! Don Mario...

Felicitaciones por el árticulo Paco
Mariola

Paco Gómez Escribano dijo...

Gracias, Mariola, celebro que te haya gustado. Es difícil esto de las dos Españas que algunos se proponen perpetuar, pero créeme, existe. Un abrazo.

Mariola López dijo...

Paco...
Al ver tu contestación me he percatado que HE PUESTO NOBEL CON "v"

¡MIS MAYORES DISCULPAS!
No sé si ha sido un "lapsus" mental, o más bien creo que ha sido un roce de la letra, ya que la "B" y la "V" están consecutivas.

De todas las maneras, me he tenido que poner gafas...de sol, para no verlo.
Te reitero mis disculpas..
Un abrazo
Mariola

Paco Gómez Escribano dijo...

No importa, mujer, ese tipo de cosas les pasa a los escritores más reputados. Un abrazo.