Poemario NO TARDES EN VOLVER A LA CRISTALERA DEL TIEMPO, de Virtudes Reza. EDITORIAL LEDORIA

Comprar el libro Editorial Ledoria, aquí

Comprar el libro en El Corte Inglés, aquí

Puntos de venta en librerías, aquí

El círculo alquímico, de Paco Gómez Escribano. Editorial Ledoria. I.S.B.N.: 978-84-95690-73-9. A la venta en enero.
Comprar libro en Estudio en escarlata, aquí.

Comprar libro en El Corte Inglés, aquí.


martes, 16 de junio de 2009

Ciudadano desconocido, de Paco Gómez

Todas las mañanas cruzo mi mirada con la de un hombre de rostro marcado por la vida. Llega temprano, a veces en bici y otras andando, siempre le acompaña su perro. No voy a dar datos pero diré que la zona es la de la Plaza Alta de Algeciras. Le veo irremediablemente cada mañana, pues paso por allí bien pronto camino del trabajo. Cruzamos miradas, como digo. Ya le conozco y él me conoce, a pesar de ser perfectos desconocidos. El protocolo siempre es el mismo: aparece con su perrillo y se sienta en el escalón maltrecho de una casa en ruinas. A veces le he visto peinarse cuidadosamente frente a la cristalera del edificio de enfrente. Y allí se queda sentado, viendo la vida pasar. Ignoro a la hora que se va porque cuando regreso a casa ya no está. Su aspecto es el de un vagabundo, aunque nunca le he visto pedir, sólo se sienta y contempla. Contemporiza desde su silencio, ve a la gente pasar, con sus líos, con sus preocupaciones, con sus prisas. Pero él no se inmuta, mira, sólo mira, ¿qué pensará? El otro día le vi deshaciendo un mendrugo de pan duro y echando las migas a las palomas que le rodeaban felices y él parecía feliz y tranquilo. A veces me imagino que es un hombre hastiado de sus acontecimientos vitales desgraciados. Otras, me imagino a un hombre con sus necesidades cubiertas e incluso con dinero en el banco que ha elegido ese tipo de vida como si llevara un particularísimo estilo de vida monacal. Su mirada es salvaje, profunda y penetrante. Pero no quiere nada. No pide, no habla, sólo mira. Nunca está acompañado salvo por su perrillo, fiel compañero.Cuando regreso del trabajo no puedo evitar mirar el escalón del caserón en ruinas que me muestra la ausencia del hombre que, seguramente, tiene otro emplazamiento para las horas tardías del día y que yo aún no he descubierto. Sé que al día siguiente volveré a verle en ese mismo escalón, con su perrillo, con o sin bici. Y sé que volveré a cruzar mi mirada con la suya. Puede que cualquier día deje de verle sin tiempo para haberle llegado a conocer. Pero me quedará el recuerdo de su mirada.

No hay comentarios: