Esta generación de niños no se parece en nada a la mía. Mientras yo jugaba a indios y vaqueros, al escondite y a pedirle a mis padres una bicicleta que no me podían comprar, los niños de ahora han tenido y tienen de todo. Muchos de ellos, la primera vez que oyen la palabra “no” es en el instituto, y claro, no la entienden. Así es muy difícil educar. Por otra parte, la LOE-LOGSE que ahora es LODE (demasiados cambios), nunca se ha implantado de forma definitiva, sobre todo en cuanto a partidas económicas. Muchos de los alumnos no están preparados para estar en un aula de ESO, bien porque, aunque tengan la edad, no tienen conocimientos previos suficientes, o bien porque tienen trastornos importantes de conducta, o ambas cosas. Son críos en los que deberían entrar de lleno las medidas de atención a la diversidad, atendidos en aulas de grupos reducidos por profesores con cualificaciones especiales. Pero claro, esto cuesta un dinero que jamás se ha llegado a invertir completamente.
Con este panorama no es extraño que España aparezca mencionada en todos los informes internacionales por sus malos resultados en Educación. Pues bien, con este paisaje, en vez de mejorar los recursos, en todas la comunidades autónomas regidas por el PP, se ha decidido hacer recortes en la Escuela Pública como parte de las medidas de austeridad frente a la crisis económica que nos afecta. Los profesores hemos protestado y ante nuestras protestas, los gobernantes nos han tachado públicamente de vagos por no querer trabajar dos horas más, como parte de la maquinaria propagandística de apoyo a sus medidas. Lo cierto es que los profesores no protestamos por eso. Muchos ya trabajamos 21 horas en años pasados (no 20, como proponen los legisladores), y no hemos protestado. Tampoco hemos dicho nada cuando nos han bajado el sueldo como a todos los funcionarios.
Si protestamos es por la masificación de unas aulas que en ciertos institutos llegan a albergar a 45 alumnos; por la reducción del número de desdobles en asignaturas en que, por sus particulares contenidos, la clase se dividía en dos y era atendida por dos profesores; por la desaparición de horas de laboratorios que en asignaturas como Biología son imprescindibles; por la reducción del número de optativas que impiden que el alumno se especialice en base a sus preferencias; por la desaparición de las tutorías en gran parte de los centros; por la reducción o eliminación de las actividades extraescolares; por la impartición de horas por parte del profesorado que no son de su especialidad; por la menor atención a los alumnos con problemas de aprendizaje debido a la eliminación de profesores de educación compensatoria; por la desaparición de profesores de audición y lenguaje. ¿Sigo?
La masificación y esas dos horas lectivas más que, por norma nos obligan a dar, han propiciado que este año desaparezcan de los institutos de Madrid más de 3000 profesores que son más que necesarios. Ya el año pasado suprimieron a 1500. Y esto en un año en que la matriculación en las escuelas públicas ha aumentado un 10%, ya que los ciudadanos que antes llevaban a sus hijos a concertados y que se han quedado en paro necesitan plazas públicas para sus hijos.
Todas estas medidas aplicadas sin ningún criterio lógico ni razonable, generarán un desastre de imprevisibles consecuencias si los gobernantes no dan marcha atrás. Todos asumimos que estamos en crisis, pero aun así, no se deberían escatimar recursos ni para Educación ni para Sanidad, que deben ser públicas para garantizar los derechos fundamentales de los ciudadanos, independientemente de que haya colegios y clínicas privadas para quienes quieran y puedan permitírselo. La huelga en la Enseñanza está más que justificada.
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