Poemario NO TARDES EN VOLVER A LA CRISTALERA DEL TIEMPO, de Virtudes Reza. EDITORIAL LEDORIA

Comprar el libro Editorial Ledoria, aquí

Comprar el libro en El Corte Inglés, aquí

Puntos de venta en librerías, aquí

El círculo alquímico, de Paco Gómez Escribano. Editorial Ledoria. I.S.B.N.: 978-84-95690-73-9. A la venta en enero.
Comprar libro en Estudio en escarlata, aquí.

Comprar libro en El Corte Inglés, aquí.


miércoles, 26 de agosto de 2009

Niños agresivos, padres indolentes, de Paco Gómez

Los niños de hoy en día no son iguales a los de los años setenta, periodo en el que yo mismo era niño. La madurez, por no decir otra cosa, es una desgracia como otra cualquiera ya que es la antesala de la vejez. Pero al menos tiene de bueno que te da perspectiva y te permite comparar. Si a esto añadimos la visión que da el ser profesor de instituto, creo que tengo la percepción suficiente para hacer un análisis objetivo.

Los niños de hoy, en el patio del colegio, juegan a pegarse, a darse patadas, a empujarse y a darse pescozones. Durante el tiempo de recreo hay algunos profesores de guardia que velan porque la cosa no se vaya de las manos. La escasez de plantilla desemboca en algo que cualquiera con sentido común puede entender: “muchos niños, pocos profesores”. Cuando yo era pequeño, los niños también eran brutos, pero hay una diferencia entre ahora y antaño: cuando a mí me reprendía un profesor o, en general, alguien mayor que yo, pasaba a estarme quieto automáticamente. Estábamos medianamente bien educados. Hoy se puede contemplar a diario el pasotismo de los críos cuando alguien les regaña. No entienden la palabra “no”. A los profesores les cuesta un mundo hacerse valer, no les hacen caso. Y luego, si pasa algo, las culpas al colegio. Y si no que se lo digan al colegio valenciano San José Religiosas Escolapias, condenado a indemnizar a una familia porque a su niña la empujó un cafre en el recreo y se estrelló contra el suelo con resultado de muerte. ¿No tendrá la culpa el cafre, más bien? En ese momento, había tres profesores de guardia encargados de vigilar a un rebaño de niños enloquecidos, a todas luces insuficiente teniendo en cuenta cómo están las cosas.

Hoy día hay padres que van al psicólogo porque no saben que hacer con los trastornos de conducta de sus hijos. Un ejemplo: en Andalucía hay 13 pisos o residencias de grupo educativo de convivencia, que es la denominación que da la Consejería de Justicia y Administración, en el que niños denunciados por sus padres pasan unas “vacaciones” para intentar ser reeducados por el Estado ante la impotencia de los progenitores.

Suelo poblar las terrazas de diversos cafés, sobre todo en verano, acompañado de una novela. Hay veces que me tengo que ir resignado. La cosa está tranquila hasta que ves llegar a dos o tres matrimonios rodeados de niños que al cabo de un par de minutos están revoloteando por tu mesa dando gritos y los padres haciendo el “don Tancredo” allá por donde sus maleducados niños campan impunemente a sus anchas. Por cierto, conozco un restaurante en Tarifa en el que han prohibido el paso a los niños, anecdótico, aunque..., tampoco es eso.

El problema empezó cuando los padres pertenecientes a mi generación, que provienen, en general de hogares rígidos y padres autoritarios, creyeron que la mejor forma de educar a los niños era hablar con ellos como si fueran personas mayores (que no lo son) y darles todo lo que pudieran, traumatizados ellos por las cosas que nunca tuvieron porque eran caras entonces.

Señores papás: a los niños hay que imponerles una disciplina y decirles lo que está bien y lo que está mal, si es posible por las buenas, y si no, por las malas, lo importante es que el niño ENTIENDA. Con esta base propiciaremos que los niños no escuchen la palabra “no” por primera vez cuando lleguen al colegio.

No hay comentarios: