
Después y, también por admiración, me apunté a otro que impartía Juan Madrid enFuentetaja. Aquí la cosa iba de construcción y de tramas. Y Juan nos dio una serie de clases interesantísimas con teorías clásicas y con trucos de escritor, de los que no vienen en los libros. Yo, sinceramente, no sabía nada de todas esas teorías, pero me di cuenta que aun sin saberlas las he aplicado en mis novelas. Yo he aprendido a escribir leyendo, sin ir a ningún curso. De repente, un día me lancé a ello. No dejo de reconocer la eficacia de estos cursos para los que empiezan. Si yo hubiera asistido años atrás a uno de ellos, seguro que habría empezado a escribir antes. De todas formas, cada escritor sigue un camino y el mío ha sido ese. También he disfrutado lo mío leyendo y aprendiendo.
Ambos talleres tenían un plus de importancia debido a los ponentes, Juan y Lorenzo, dos de los escritores más prolíficos de la Literatura Española en Género Negro. A priori, sólo con tenerlos delante e independientemente del desarrollo de los talleres, ya sentí cierta emoción. Luego está el conocer a otras personas con tus mismas inquietudes, charlar con ellas y saber lo que piensan. Y contrastar opiniones, que siempre enriquece. Considero que escribir es un don del que la mayoría de las personas adolecen. Pero como dice Juan, también es un oficio y como tal se puede aprender y perfeccionar.
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