Poemario NO TARDES EN VOLVER A LA CRISTALERA DEL TIEMPO, de Virtudes Reza. EDITORIAL LEDORIA

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jueves, 25 de agosto de 2011

Mi banco del parque (12), por Paco Gómez

Mi corazón palpita y no es precisamente porque esté enamorado a pesar de que la dama que me acompaña cada noche en este banco haga un mohín de reprobación. Me agrada que la soledad me tome la mano, pero no me queda un gramo de amor.Sístole, diástole, tic-tac, tic-tac... Solo el humo de mi cigarrillo consigue relajarme en esta noche sin luna. Las oquedades de mi alma aumentan día a día su diámetro y me obceco en mis reflexiones, en anhelar lo que nunca tuve, en despertar demonios y fantasmas de otro tiempo, en recordar lo que nunca hice y que ya nunca haré. Observo un pino elegido al azar solo por fijar mi mirada en algo, lejos de ninguna parte para acabar mirando de soslayo a la soledad, que se marcha anunciándome con la mirada mi carácter insoportable. Apago mi cigarrillo y cierro los ojos, pero los abro rápidamente para desechar presenciar una procesión de ánimas. El ulular de la lechuza me dice que me vaya, y así lo hago, dejando un rastro de amargor y tristeza allá por donde paso. La soledad me espera en mi banco del parque bajo el manto de polución que impide ver el otro manto, el de estrellas. Enciendo un cigarrillo y la observo a distancia apoyado en el tronco de un árbol. La noto inquieta, nerviosa, mirando un reloj que solo existe en mi imaginación. Después del tiempo que llevo saliendo con ella, hoy me apetecía estar menos solo, escuchando el canto de otros grillos, socavando estos pensamientos míos tan estériles. No pasa mucho tiempo hasta que me compadezco y me acerco hasta el banco y tomo asiento. No dice nada. Yo tampoco. Enciendo otro cigarrillo y juntos recreamos la atmósfera de todas las noches. A pesar de que hoy no me apetece estar solo. A pesar de que mi espíritu sigue tiznado de ese sucio barniz de podredumbre. A pesar de los pesares.

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