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jueves, 1 de septiembre de 2011

La demagogia de la Administración Educativa

Esta mañana, nuestra querida presidenta de la Comunidad de Madrid (eso sí, elegida democráticamente en fechas recientes), ha vuelto a dar una vuelta de tuerca a la maquinaria propagandística que tanto ella como la consejera Lucía Figar han puesto en marcha para desprestigiar a los profesores. El eje de esta propaganda consiste en decir que los profesores trabajamos poco y que vamos a hacer una huelga porque nos han puesto dos horas más de trabajo, es decir, que pasamos de 18 a 20 horas semanales. Intentan claramente dibujarnos como unos vagos ante la sociedad, que últimamente parece obstinada en no tener criterio propio, en ser poco analítica y en apoyar todas las acciones que vayan en contra del funcionariado. Ignoro si es por envidia o por desconocimiento.

Vamos a ver... Hasta el año pasado los docentes teníamos normalmente asignadas 18 horas lectivas semanales. Además de estas, tenemos horas de guardia, en las que atendemos a los alumnos de un profesor que circunstancialmente se halla enfermo, o nos ocupamos de alumnos castigados, o bien hacemos labores de vigilancia en pasillos y recreos. Bien. Además, tenemos horas de biblioteca, en las que prestamos y recogemos libros y cuidamos del mantenimiento de la misma. También tenemos horas complementarias en las que nos dedicamos al mantenimiento de aulas, laboratorios y talleres. Las clases no se dan porque el Espíritu Santo nos ilumina y surge un torrente lingüístico que nos hace dar clases magistrales, sino porque dedicamos horas a preparar cada clase y cada práctica. Ah, también elaboramos exámenes y los corregimos. Y miramos los cuadernos y los trabajos, muchas veces en casa, por las tardes, robando tiempo a nuestras familias.

Cuando me ha tocado impartir asignaturas nuevas me ha tocado prepararlas a conciencia. Si sumo las horas me salen más de 60 semanales y me quedo corto. Fui jefe de estudios durante cinco años en las que asistí a mi instituto por la mañana y por la tarde. Y el año pasado estuve a 21 horas lectivas, por lo que lo de las 18 horas que mencionaba antes es orientativo. Nunca he protestado porque no me importa trabajar, estoy acostumbrado. Se me olvidaba la atención a padres, las reuniones, los claustros, las tutorías... ¿Sigo?

Cuando Esperanza Aguirre dice que solo trabajamos 20 horas refiriéndose solo a las horas de docencia directa miente. Realmente, el aumento de 18 horas a 20 por ley y meternos a 30 alumnos por clase volviendo a la prehistoria ha propiciado que en los institutos haya menos profesores. Si protestamos es por el detrimento en la calidad de la Enseñanza. La Administración Educativa sigue haciendo méritos a salir los primeros en todos los informes internacionales, pero por la cola. No nos importa trabajar, ni siquiera cobrar menos, ya que no dijimos nada cuando nos bajaron el sueldo un 10%. Si las medidas se aplican, los alumnos saldrán menos preparados, aún menos. Eso realmente es lo que nos indigna a los profesores junto al hecho de no recibir el suficiente apoyo por el resto de la sociedad.

Señora presidenta y señora consejera, dejemos de hacer demagogia. Por mucha crisis que haya, la Educación y la Sanidad deberían ser intocables.

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